¿Te has parado a pensar alguna vez qué pasa con ese viejo monitor, esa impresora que ya no funciona o ese motor industrial que ha llegado al final de su vida útil? En un mundo donde los aparatos eléctricos y electrónicos están por todas partes, los residuos que generan se han convertido en un reto enorme… y también en una oportunidad. Ahí es donde entra en juego la Normativa RAEE, o lo que es lo mismo, los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos.

Gestionarlos bien no solo es una obligación legal, sino una forma de cuidar el planeta y, de paso, darle un empujón a la sostenibilidad de tu empresa.

Si ya has oído hablar de RoHS (esa normativa que limita las sustancias peligrosas en los equipos), piensa en RAEE como su compañero inseparable: mientras RoHS se asegura de que los productos sean más seguros desde su fabricación, RAEE se encarga de que tengan un final responsable.

¿Sabías que reciclar equipos electrónicos no solo te ayuda a cumplir la ley, sino que puede ser una ventaja competitiva para tu negocio?

🚀 En esta guía te contamos todo lo que necesitas saber sobre RAEE, desde qué es hasta cómo aplicarlo en tu día a día, para que tu empresa no solo esté al día, sino que lidere el cambio hacia un futuro más verde.

 

¿Qué es RAEE y por qué es importante?

Imagina por un momento todos los dispositivos eléctricos y electrónicos que usamos a diario: desde el frigorífico de la oficina hasta los servidores de tu empresa o esa lámpara LED que acabas de reemplazar. Cuando estos aparatos dejan de funcionar, no basta con tirarlos a la basura y olvidarlos. Ahí es donde aparece RAEE, siglas de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos.

En términos sencillos, se refiere a cualquier equipo que funcione con electricidad o baterías y que haya llegado al final de su vida útil. Pero no es solo una etiqueta: es una forma de gestionar esos residuos para que no acaben siendo un problema para el medioambiente ni para tu negocio.

La normativa RAEE, basada en la Directiva 2012/19/UE de la Unión Europea, organiza cómo debemos recoger, reciclar y desechar estos aparatos. ¿El objetivo? Reducir el impacto ambiental y aprovechar al máximo los materiales que contienen.

Porque, seamos sinceros, no es poca cosa: en 2022, el mundo generó más de 62 millones de toneladas de residuos electrónicos, según el Global E-waste Monitor. Y la cifra no para de crecer. Para las empresas del sector eléctrico y electrónico, esto no es solo un dato curioso, sino un aviso. Cumplir con RAEE no solo te evita dolores de cabeza legales, sino que te posiciona como un actor responsable en un mercado que valora cada vez más la sostenibilidad.

 

¿Por qué es tan importante la normativa RAEE?

Primero, porque los residuos electrónicos pueden contener sustancias peligrosas como plomo o mercurio, que nadie quiere ver sueltas en la naturaleza.

Segundo, porque reciclarlos bien permite recuperar materiales valiosos como cobre, oro o aluminio, algo que beneficia tanto al planeta como a la economía circular.

Y tercero, porque para las empresas —sean fabricantes, distribuidores o importadores— adaptarse a RAEE es una obligación que viene con ventajas: menos riesgos de sanciones, una imagen más verde y la posibilidad de destacar frente a la competencia.

En resumen, RAEE no es solo una norma; es una herramienta para construir un futuro más limpio y rentable.

📍 Desde Across Logistics podemos ayudarte a gestionar RAEE y RoHS sin complicaciones, desde la aduana hasta el reciclaje

 

¿Qué significa RAEE? Definición y alcance

Como hemos mencionado con anterioridad, RAEE es el acrónimo de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos, y abarca cualquier dispositivo que funcione con corriente eléctrica o baterías y que ya no sirva.

Hablamos de una normativa europea, concretamente la Directiva 2012/19/UE, que pone orden en cómo gestionar estos residuos desde que se desechan hasta que se reciclan o se eliminan de forma segura. Pero no te quedes solo con la teoría: esto aplica a cosas tan comunes como un microondas viejo, un portátil obsoleto o incluso ese panel solar que dejó de funcionar en tu planta de producción.

El alcance de RAEE es amplio y está bien organizado. La normativa divide estos residuos en 10 categorías principales, que van desde grandes electrodomésticos (como lavadoras o aires acondicionados) hasta equipos informáticos (servidores, routers) o pequeños dispositivos como auriculares y cargadores.

¿Tienes una empresa que fabrica motores eléctricos o importa iluminación LED? Esos también entran en la lista.

En resumen, estamos hablando de cualquier aparato con un enchufe, una pila o un cable que, al final de su vida útil, necesita un tratamiento especial. Y ojo, porque no se trata solo de tirarlos a un contenedor: RAEE exige que se recojan, clasifiquen y reciclen correctamente.

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Productos que entran en RAEE: clasificación y ejemplos 📋

Si te preguntas qué aparatos caen bajo el paraguas de RAEE, la respuesta es sencilla: casi todo lo que enchufas o lleva pilas. Pero no se trata de una lista al azar; la normativa europea (Directiva 2012/19/UE) organiza los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos en 10 categorías bien definidas, pensadas para cubrir desde los trastos de casa hasta los equipos industriales que usan las empresas.

Si fabricas, distribuyes o importas algo con un cable o batería, seguro que está aquí. Vamos a verlo con detalle y algunos ejemplos para que te hagas una idea clara.

Estas son las 10 categorías principales de RAEE, vigentes hasta 2018, cuando se simplificaron un poco (más sobre esto luego):

🧼 Grandes electrodomésticos: Lavadoras, frigoríficos, aires acondicionados. Si tienes un almacén lleno de estos, son RAEE cuando se estropean.

Pequeños electrodomésticos: Tostadoras, aspiradoras, planchas. Cosas que usas a diario y que acaban en el contenedor especial.

💻 Equipos informáticos y de telecomunicaciones: Ordenadores, servidores, móviles. Esos portátiles viejos de la oficina son un clásico.

📺 Aparatos electrónicos de consumo: Televisores, radios, cámaras. Todo lo que entretiene también tiene su fin.

💡 Aparatos de alumbrado: Lámparas LED, fluorescentes (ojo, las bombillas incandescentes no cuentan).

🔧 Herramientas eléctricas y electrónicas: Taladros, sierras eléctricas, motores pequeños. Si lo usas en taller o fábrica, aquí entra.

🎮 Juguetes y equipos deportivos: Consolas de videojuegos, cintas de correr eléctricas. Diversión que también se recicla.

🩺 Aparatos médicos: Monitores de presión, equipos de diagnóstico (los de uso doméstico también cuentan).

🚨 Instrumentos de vigilancia y control: Detectores de humo, termostatos. Seguridad que termina su ciclo.

🏧 Máquinas expendedoras: Cajeros automáticos, máquinas de café. Hasta lo que te da el café es RAEE.

Desde agosto de 2018, la UE simplificó esto en 6 grupos más amplios para facilitar la gestión:

  1. grandes equipos
  2. pequeños equipos
  3. equipos informáticos
  4. lámparas
  5. equipos con pantallas
  6. pequeños dispositivos de menos de 25 cm.

Pero las categorías originales siguen siendo una referencia útil para entender qué entra. Por ejemplo, si tu empresa importa paneles solares, encajan en «grandes equipos»; si distribuyes auriculares, son «pequeños dispositivos». Todo lo que tenga componentes eléctricos o electrónicos está dentro, salvo excepciones como bombillas incandescentes o equipos militares específicos.

¿Por qué importa saber esto? Porque cada categoría puede tener requisitos distintos: un frigorífico con gases refrigerantes no se recicla igual que un móvil con batería de litio. Para las empresas del sector eléctrico y electrónico, conocer esta clasificación te ayuda a planificar la logística, cumplir con RAEE y evitar sanciones.

Así que, la próxima vez que mires ese montón de cables o máquinas en tu almacén, ya sabes: no son solo trastos, son RAEE con un destino claro

📍 Si te lías con tanta normativa, en Across Logistics te echamos una mano para que cumplir con RAEE sea fácil.

 

Proceso de gestión de RAEE: paso a paso

Gestionar los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) puede sonar como un lío burocrático, pero en realidad es un proceso bastante lógico si lo descompones en pasos.

Si tu empresa fabrica, distribuye o usa equipos eléctricos, saber cómo manejar estos residuos no solo te mantiene dentro de la ley, sino que te ayuda a sacarle partido a algo que, de otra forma, solo sería un estorbo. ¿Listo para verlo en acción? Aquí te explico cómo funciona, paso a paso, de manera práctica y sin rodeos.

 

1 Recogida: el primer movimiento.

Todo empieza con recoger los aparatos que ya no sirven. Si eres fabricante o distribuidor, esto puede implicar ofrecer puntos de devolución para tus clientes; piensa en contenedores en tiendas o acuerdos con servicios de logística.

Para empresas que usan equipos (como una fábrica con maquinaria vieja), se trata de coordinar con un gestor autorizado que se lleve ese servidor obsoleto o esa impresora rota.

El truco está en no dejar que se acumulen en un rincón: una buena logística ahorra tiempo y problemas.

 

2 Clasificación: separar lo útil de lo peligroso.

Una vez recogidos, los RAEE no van todos al mismo sitio. Hay que clasificarlos según su tipo y nivel de riesgo.

Por ejemplo, un frigorífico con gases refrigerantes necesita un tratamiento especial, mientras que un teclado viejo puede ir directo a despiece.

Esta etapa es clave porque asegura que los materiales peligrosos, como baterías o componentes con mercurio, se manejen con cuidado y no acaben contaminando.

 

3 Reciclaje y reutilización: sacarles jugo.

Aquí viene la parte interesante: muchos RAEE están llenos de “tesoros” escondidos. Metales como el cobre, el aluminio o incluso pequeñas cantidades de oro se pueden recuperar y reutilizar.

Las empresas especializadas usan tecnologías como trituradoras y separadores magnéticos para extraer estos materiales.

Un caso real: de un ordenador viejo se puede rescatar plástico para nuevos productos y metales para cables. Esto no solo reduce residuos, sino que alimenta la economía circular.

 

4 Eliminación segura: lo que no se puede salvar.

No todo se recicla, y está bien. Los componentes que no tienen segunda vida —como ciertos plásticos mezclados o sustancias tóxicas— se eliminan de forma controlada en instalaciones autorizadas.

El objetivo es que nada se escape al medioambiente, y para eso los gestores de RAEE son tus mejores aliados.

 

Conexión entre RAEE y RoHS: un enfoque integral

Si ya tienes claro qué es RAEE, puede que te estés preguntando cómo encaja con RoHS, esa otra normativa que suena “parecido” pero no es lo mismo. No te preocupes, no es un trabalenguas burocrático: RAEE y RoHS son como dos piezas de un puzle que trabajan juntas para hacer el sector eléctrico y electrónico más sostenible.

Si tu empresa fabrica, importa o distribuye equipos, entender esta conexión te va a ayudar a verlo todo con más claridad y, de paso, a sacarle ventaja.

Empecemos por las diferencias;

RoHS, que significa Restricción de Sustancias Peligrosas, se mete en la cocina de los productos: regula qué materiales puedes usar cuando fabricas un equipo. Su misión es que no haya sustancias como plomo, mercurio o cadmio circulando en los aparatos que llegan al mercado.

RAEE, en cambio, entra en escena cuando esos mismos aparatos dicen adiós: se encarga de que se recojan, reciclen o eliminen sin dañar el medioambiente. Dicho de otra forma, RoHS cuida el nacimiento de un producto y RAEE su despedida.

Pero aquí está lo interesante: no son mundos separados. Imagina un cargador de móvil que cumple con RoHS porque no tiene materiales tóxicos. Cuando se estropea y lo desechas, se convierte en un RAEE y sigue un proceso de reciclaje para aprovechar sus piezas. Este vínculo es clave para las empresas del sector.

Cumplir con RoHS desde el diseño hace que tus productos sean más fáciles de gestionar como RAEE al final de su vida útil, porque ya tienen menos sustancias problemáticas que tratar. Es como preparar el terreno para que todo fluya mejor después.

Para los responsables de sostenibilidad o cumplimiento normativo, alinear estas dos normativas es un enfoque ganador. Por un lado, reduces riesgos legales y te aseguras de que tus equipos no solo se fabriquen bien, sino que también terminen bien. Por otro, refuerzas tu compromiso con la economía circular: menos residuos peligrosos y más materiales reutilizados.

Si fabricas equipos electrónicos o los importas, piensa en RAEE y RoHS como un tándem que te ayuda a cerrar el ciclo de vida de tus productos de forma responsable. ¿No te parece que es una manera elegante de unir sostenibilidad y negocio?

 

Nuevos controles y actualizaciones en 2023-2025

Si creías que la normativa RAEE era algo estático, prepárate, porque el panorama está moviéndose. Desde el 16 de enero de 2023, con la entrada en vigor del Real Decreto 993/2022, las empresas del sector eléctrico y electrónico —especialmente las que importan— tienen nuevos controles que cumplir. ¿El motivo? La Unión Europea quiere asegurarse de que los aparatos eléctricos y electrónicos (AEE), pilas y baterías que entran desde países terceros no solo sean seguros, sino que se gestionen bien al final de su vida útil. Si tu negocio está en este terreno, esto te toca de lleno, así que vamos a desglosarlo.

Los cambios arrancaron con inspecciones más estrictas en aduanas, lideradas por el Servicio de Inspección SOIVRE junto a la Aduana. Ahora, si importas algo como un cargador o un electrodoméstico, tienes que demostrar dos cosas: que cumple con las restricciones de sustancias peligrosas de RoHS (nada de plomo o mercurio por encima de los límites) y que está listo para ser reciclado según RAEE. Esto implica presentar documentación como certificados de conformidad o informes de ensayo, y estar inscrito en el Registro Integrado Industrial (RII). Sin esos papeles en regla, tu mercancía se queda en la frontera, y nadie quiere eso.

Pero no todo es más trabajo manual. Desde finales de 2022, el sistema se ha puesto más listo con herramientas como ESTACICE, que ahora cruza datos con el RII para verificar que estás al día, y DOCUCICE, un repositorio voluntario donde puedes subir la documentación técnica de tus productos y ahorrarte repetir el proceso en cada importación.

También está el Punto Único de Entrada (PUE), una ventanilla única que lleva operativa desde diciembre de 2022 para pruebas y que agiliza los trámites con la Agencia Tributaria.

Hacia 2025, se espera que estas exigencias sigan subiendo, con objetivos más ambiciosos de recogida y reciclaje que pondrán más presión sobre fabricantes e importadores.

Un consejo práctico: revisa ya tus procesos de importación y asegúrate de que tus proveedores te dan la documentación correcta. Si lo haces bien, evitas retrasos en aduanas y te posicionas como una empresa que va por delante en sostenibilidad 🌱. ¿Necesitas apoyo con estas directrices? En Across Logistics te simplificamos el camino para que todo esté en regla 📍.

 

Across Logistics y el cumplimiento de RAEE y RoHS: tu aliado en aduanas

Cuando se trata de importar o exportar equipos eléctricos y electrónicos, cumplir con normativas como RAEE y RoHS no es solo una cuestión de sostenibilidad, sino también de evitar líos en aduanas.

En Across Logistics sabemos lo que eso significa para tu negocio, y por eso estamos aquí para ayudarte a navegar por estas regulaciones sin quebraderos de cabeza. Con nuestra experiencia en soluciones logísticas integrales —desde el despacho de aduanas hasta la gestión documental—, nos aseguramos de que tus productos lleguen a destino sin retrasos ni sorpresas.

Como agentes de aduanas especializados, te ofrecemos todo lo que necesitas: clasificación arancelaria, preparación de documentación y asesoramiento en normativas internacionales. Esto es clave para RAEE y RoHS, sobre todo desde 2023, cuando los controles en las fronteras de la UE se han puesto más estrictos.

Para las empresas del sector eléctrico y electrónico, contar con nosotros significa menos estrés y más control. No solo movemos tus productos; los hacemos cumplir con las exigencias de sostenibilidad y trazabilidad que el mercado necesita.

¿Listo para importar o exportar sin complicaciones? Con Across Logistics, RAEE y RoHS dejan de ser un dolor de cabeza y se convierten en una ventaja competitiva

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